Friday 21 June 2013

Monumento a la Gallina

Mis padres tienen una vecina encantadora a la que le encantan los niños y cocinar. Hace unas rosquillas tan estupendas que mi hermano pequeño a la  edad de dos añitos se escapó de casa y se pasó a casa de la vecina con los dos dedos índice apuntando al cielo para que Carmen le insertase sendas rosquillas cual brochetas dulces. A día de hoy, cuando Carmen hace rosquillas, todavía le ponemos los dedos (y el « pequeño » tiene 28 tacos)

A lo que iba, esta señora siempre ha dicho una frase que a mí de pequeña me hacía reír, pero ahora, después de casi 14 años de independencia culinaria admito que me la tomo muy en serio : Las gallinas se merecen un monumento.
Y es que miren ustedes la cantidad de cosas que se pueden hacer con un huevo. Sólo con la carta de desayunos de un hotel americano casi faltan dedos en las manos para contar las maneras de prepararlo (tortilla, revuelto, frito, a la plancha, ranchero, pasado por agua , duro, escalfado…). Pero es que, además, la gastronomía española está poblada de recetas con huevos : Huevos rellenos, tortilla de patata, huevos rotos,  revuelto de ajetes y gambas… ¿Y en dulces ? NATILLAS (ay ! las natillas de mi madre !), bizcochos, crema pastelera  y aunque no soy muy fan, tocinillo de cielo, flan…

Y ahora que tire la primera piedra el que nunca haya oído a su abuela decir aquello de « y si te quedas con hambre te frío un huevo ».  Vamos, que Carmen tiene más razón que un santo.

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